para Nelson Rodríguez Chartrán
LA INSTAURACIÓN QUE YA NADIE RECUERDA
Sólo hubo un dictador en el mundo, en toda la historia, que abandonó el poder así sin más, y fue Sila. Nadie sabe por qué. Inteligente, ambicioso y sin escrúpulos; bajo sus órdenes el ejército romano tomó por primera vez su propia ciudad. Nombrado dictador, no por el Senado y para un período de seis meses como la antigua constitución romana prescribía, sino por el pueblo y por tiempo indefinido, Sila introdujo en Roma la sangrienta práctica de las proscripciones. A los enemigos, cuyos nombres habían sido publicados en las listas negras, se les decomisaba su hacienda y las más de las veces terminaron pagando con sus vidas. Roma se llenó de sicofantas, su delación continua contribuía al terror y múltiples fortunas antiguas cambiaron de manos. Se sentó con ello para el futuro el precedente de que toda revolución estaría…
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