9) La desocupación tecnológica
El anterior punto nos sirve de introducción al tema de si las máquinas provocan desocupación.
Tenemos en primer lugar cierta dificultad empírica de tal aserto, si, tenemos en cuenta que la potencia de las máquinas existentes en todo el mundo en 1887 fue calculada en 200.000.000 caballos de fuerza, lo que representa aproximadamente el esfuerzo de 1.000 millones de hombres, es decir, el triple de la población del mundo en ese momento, ¿Cómo es entonces que quedaba todavía algún empleo en 1887? (Datos sacados de la economía en una lección, de H. Hazlitt.)
No es difícil hallar la respuesta. Las máquinas son, ni más ni menos, capital, o sea, el principal factor que presiona sobre los salarios, al demandar trabajo para su construcción, y al ampliar las posibilidades de producción, dando la oportunidad de iniciar nuevas actividades,
O sea, como en el punto anterior, el trabajo es trasladado inmediatamente hacia otros sectores que lo requieren con urgencia, a saber, los lugares de producción de los bienes de capital (máquinas, herramientas. etc.). Por otra parte, sabemos que la máquina, al permitir producir a menos costo, aumenta la diferencia de costos y precios, cosa. que permite la ampliación de las actividades ya existentes o el comienzo de otras nuevas. O sea, se inicia el proceso de expansión, merced a las inversiones, lo que implica el consiguiente aumento de la demanda de trabajo, gracias al nuevo capital invertido, proceso al cual tiende –como explicamos– constantemente el sistema de economía de mercado.
Es decir; las máquinas, lejos de provocar desocupación, constituyen el principal factor de aumento en la demanda de trabajo, provocando procesos de reubicación y mejor aprovechamiento de dicho factor.
Por Gabriel Zanotti