5) Referencia a la Revolución Industrial
Todos los conceptos que acabamos de ver nos aclaran, pues, la causa de los bajos salarios y largas jornadas laborales durante la Revolución Industrial. No se producían tales cosas merced a una “explotación” del obrero, según una “plus-valía”, como afirma la teoría marxista, sino que eran el efecto de la baja cuantía de capital y la enorme oferta de trabajo existente. Hay que hacer esta aclaración, independientemente de otros problemas humanos, de tipo moral y psicológico, que toda nueva industrialización implica.
Baja cuantía de capital implica, como sabemos, baja demanda de trabajo. Tal era la situación durante los comienzos de la Revolución Industrial. Los métodos de producción tecnificados recién comenzaban a aplicarse.
Por otra parte, los cambios políticos de la época, que implicaban el abandono del antiguo régimen, determinaban que millares de vagabundos que no tenían otro destino que las armas o la delincuencia, se convirtieran en hombres libres, con derechos y deberes, que podían ofrecer su trabajo en cualquier sitio, pues por otra parte se había abolido el sistema de afiliación y/o herencia obligatoria a los gremios, agilizándose con ellos el proceso de economización de recursos al dedicarse cada individuo a aquello para lo cual hubiera sido naturalmente más dotado. Si a esto sumamos los campesinos que arribaban a las urbes en busca de trabajo, tenemos entonces una enorme oferta de trabajo que, enfrentada a su vez con una escasa demanda del mismo, determinaba la inexorable baja en los salarios. Y por otra parte, la baja cuantía de capital también determinaba, como sabemos, una baja productividad, que se traducía en largas jornadas laborales.
Ahora bien: si la causa de tal situación era la baja tasa de capital, la solución consistía pues en el aumento de dicha tasa, cosa a la que, como vimos, tiende naturalmente el sistema capitalista, por su proceso continuo de ahorro y estímulo a las inversiones por el proceso competitivo. La causa del aumento del nivel de vida de las masas obreras occidentales –suba de salarios, reducción de jornada laboral, etc.– fue, ergo –como dijimos en el punto 3–, el aumento de la tasa de capital.
La fijación legal de salarios sólo hubiera producido -y produjo y produce- la contracción de la demanda de trabajo y por lo tanto la desocupación consecuente, cosa que hace bajar más los salarios. De igual modo, la fijación de la jornada laboral hubiera producido que los obreros se hubieran muerto de hambre, pues, al ser tan baja la productividad, el exigirles legalmente trabajar menos produciría sencillamente que lo producido no bastara para cubrir sus necesidades básicas. Lo único que, por ende, hizo aumentar el salario y bajar la jornada laboral fue el aumento de la tasa de capital, cosa que efectivamente sucedió en Occidente merced a la expansión de economías de mercado.
Por Gabriel Zanotti