Probablemente, una de las pocas veces que John Maynard Keynes acertó de pleno fue cuando afirmó que en última instancia son las ideas, y no los intereses, los que mueven el mundo. Y es que incluso para interpretar cuáles son nuestros intereses necesitamos contar con un cierto marco ideológico a través del cual interpretar la realidad.
Probablemente nos resulte duro aceptar que los horrores políticos, económicos y sociales que observamos a diario no responden a una construcción del mundo deliberadamente pergeñada para explotar a la mayoría en beneficio de la minoría, sino que son un fruto, ante todo, de un estéril error intelectual extendido cual plaga (error del que, por supuesto, se aprovechan ulteriormente ciertas minorías para lucrarse a costa de las mayorías).
En ese sentido, la conditio sine qua non para que se produzca un hondo cambio político y económico en cualquier sociedad es una revolución previa en las ideas que subyacen a esa sociedad.
Por eso la valerosa creación de Mises Cuba es tan sumamente ilusionante y ejemplarizante para el resto del mundo. Ilusionante porque supone colocar la primera piedra para que Cuba pueda efectuar una radical transición desde la esclavitud a la libertad, desde la pobreza a la prosperidad. Ejemplarizante porque el coraje demostrado por este grupo de liberales cubanos debería insuflarnos renovados ánimos y energías a todos los otros liberales que, con infinitas menores dificultades y contratiempos, también tratamos de librar la batalla de las ideas dentro de nuestras sociedades.
Mis más sinceras felicitaciones y ánimos a Mises Cuba y desde luego ¡Viva Cuba libre!
Juan Ramón Rallo (juanramonrallo.com)
Presidente del Instituto Juan de Mariana y Profesor de economía en el Centro de Estudios OMMA.
Todo mi apoyo, y mi reconocimiento, para ti, Juan Ramón.
Un saludo.
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Asi es hermano, no se imagina usted el aliento que nos da sus palabras, muchas gracias. Pienso que la unica forma de ser feliz es hacer en vida lo que nuestras conciencias nos dicta, y eso es lo que hacemos. De esta manera cualquier sacrificio se convierte en placer, cueste lo que cueste. Es nuestro deber como persona, y como miembro de la comunidad humana, aportar un grano de arena en pos de la libertad y la felicidad humana.
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